El Ministerio de Servicio, liderado por los diáconos, refleja el corazón de Jesús: servir y no ser servido. Su labor se centra en ayudar a los hermanos enfermos o en necesidad, mantener una despensa solidaria, administrar ayudas económicas, y organizar operativos comunitarios con profesionales cristianos. Además, promueve la hospitalidad, la misericordia y la acción social como expresión práctica del Evangelio, proyectando así el amor de Dios dentro y fuera de la iglesia.